Sunday 24 November 2019

Avispas de Litio


El desarrollo y control de las tecnologías y las fuentes de energía es la base del estado y la competencia entre naciones que buscan la hegemonía global. 
Desde la manipulación del fuego, la utilización de la madera como combustíble, el uso de la piedra para el hogar, el manejo de hornos de fundición de metales para forjar espadas y materiales de construcción, la aplicación del vapor y el carbón para mover maquinaria pesada, et cetera, todas han sido formas sinonimas del poder y del estado, ente rector de la civilización durante los milenios que tenemos de historia.
Hoy en día vivimos una coyuntura histórico-paradigmática, que por un lado tiene al fin de un recurso natural como lo es el hidrocarburo (carbón, gas, petróleo) y por el otro a un poder emergente que busca consolidar su poderío planetario imperial mediante el control de la materia prima necesaria para apuntalar su desarrollo tecnológico. 
Actualmente China domina tanto la producción de baterías de litio (aprox. 60%) como la cadena de suministro para los autos eléctricos, la tan parodeada novedad tecnológica de la nueva era. 
Esta competencia económica no es cualquier cosa. En un sentido puede compararse con la lucha histórica de recursos y tecnologías, característico de la transición del bronce al hierro y la del carbón hacia el petróleo, eras ciertamente abundantes en conflicto y perpetuas intervenciones extranjeras. 
Bolivia comparte con Chile y Argentina  (triángulo de Litio) el  70% de las reservas probadas de litio mundial, "miel" que obviamente atrae a múltiples "avispas" recurso-tecnológicas, que desean potenciar sus costosos inventos por mucho tiempo.
El gobierno de Evo Morales había impuesto límites estrictos a las trasnacionales mineras, las cuales practicamente fueron despedidas del país andino debido a las exigentes demandas sociales de su ahora exiliado ex presidente.
En esa línea también se sabe que dos empresas mineras Chinas estaban a punto de firmar contratos millionarios con Bolivia, lo cual no solo hubiere ampliado el dominio del dragón asiático sobre el Litio. El acuerdo comercial hubiere significado una mayor presencia China en Occidente, siguiendo el plan de su Nueva Ruta de Seda Eurasiática, que como sabemos aterroriza con sus prospectos económicos y comerciales a los Estados Unidos y demás gobiernos europeos.
Es ese contexto, como eje de cambio de paradigma económico-tecnológico y de recursos, el que le tocó navegar a Evo Morales. Lo que hacía virtualmente imposible su permanencia en el poder, con democracia o sin ella.