Thursday 10 March 2016

De inercias y presiones


‘‘Hasta un bravucón puede ser un héroe si ataca a otros bravucones’’
Jeb Lund (1977-) periodista estadounidense

Las difíciles circunstancias por las que atraviesa la nación de los EUA dificultan que un candidato pacifista antisistema pueda llegar al poder.
Esto quiere decir que el camino burocrático para Bernie Sanders no será nada fácil, ya que la gente en el poder no lo quiere. Apoyo popular por un lado, los poderosos están más preocupados por el surgimiento de Sanders que el de Trump, aunque no lo acepten públicamente.
Los argumentos de Sanders parecen más los de un politólogo reformador que los de un operador político experimentado. El candidato demócrata ha hecho de la crítica a Wall Street y al Complejo burocrático industrial y militar su principal estandarte ideológico. O sea, que en vez de proponer ideas nuevas, simplemente nos recuerda que hay asuntos capitales que deben ser modificados y restaurados, para poder seguir hablando de un sistema republicano.
Y aunque Sanders ha dejado de usar la palabra 'oligarquía' para referirse al 1% que controla todo (para no ofender a los votantes indecisos), su crítica se mantiene firme sobre los que considera responsables de la crisis estructural de la sociedad, su economía y las finanzas públicas.
Dicho eso no debemos olvidar cuál fue el desenlace de los últimos presidentes que cuestionaron a la banca y al militarismo como política exterior. Con esto me refiero a Abraham Lincoln y John F. Kennedy, reformadores que en cierto punto incomodaron a los del poder real, esos que imprimen el dinero y aquellos que los defienden.
Sucesivos presidentes, como Bill Clinton, Ronald Reagan y ciertamente Barack Obama, llegaron al poder con críticas similares, aunque mucho más atemperadas que los victimados en magnicidio. Sin embargo, una vez estrenados en el poder se cercioraron de echar reversa a todo lo prometido.
Ronald Reagan vociferaba a favor de un Estado más pequeño. No obstante, la realidad geoestratégica de la Guerra Fría le obligó a ceder a las presiones del aparato militar, ese que se vendía como necesario para derrotar a la URSS.
Bill Clinton juró defender a los desposeídos, empero no vaciló en firmar –gracias a la seducción de Wall Street– la Ley Glass Steagall, que empoderó a las apuestas y la especulación sobre cualquier otro sector de la sociedad.
¿Y qué decir del premio Nobel de la Paz, Obama, que se ha dedicado a contradecir todo su pacifismo preelectoral, cadena de fracasos en política exterior que nos tiene al borde de una nueva guerra mundial?
Por eso creo que el candidato ideal para el establishment es Donald Trump. Hay que tener en cuenta que más allá del Reality Show preelectoral, ha habido transformaciones fundamentales en la geopolítica del mundo. En pocas palabras, los poderosos saben que otro líder indeciso y timorato como Obama sería letal para la tan cuestionada hegemonía estadounidense.
Trump les ha prometido más guerra y más deuda a los de siempre y por eso es que lo prefieren. En el muy remoto caso que ganara Sanders, no pasaría mucho tiempo antes de que la estructura, la inercia, y las presiones de un Titanic a la deriva se impongan sobre las fantasías reformadoras de un capitán ‘ilustrado’.

Tuesday 8 March 2016

La prohibición como negocio


"La prohibición es el sostén ideológico de la adicción’’

Hermes Millán Redin (1959- ) Psicólogo social uruguayo

Lo prohibido siempre llama mucho la atención, por lo que se eleva el consumo y se genera una demanda y derrama económica superior a la que habría sin prohibición.
Dicho de otra forma, la prohibición de ciertas sustancias convierte a su penalización y persecución en un negocio muy rentable para los que imponen las reglas del juego en la sociedad.
Es por eso que con todo y la inmoralidad que representa el demonizar a las drogas para hacerles la guerra, al final se gana tanto dinero para ‘‘limpiar’’ cualquier sentimiento de culpa.
Esta columna no ahondará en los demás usos que la prohibición le brinda al poder, como por ejemplo, el utilizar la guerra contra las drogas –enfatizando la lucha entre buenos y malos– para distraer a la población de la desigualdad económica y la concentración del poder y el dinero en unos cuantos. Tampoco explicaré por el momento que la prohibición sirve a los poderosos para reprimir y para perfeccionar el autoritarismo y su control social.
No, esta columna simplemente se concentra en el hecho de las ganancias que provienen de prohibir para elevar la expectativa y el precio de la droga. En ese sentido se justifica una forma de vida institucional donde se penaliza al que es descubierto consumiéndola, mientras se aterroriza a otros potenciales consumidores.
Quién sabe cuáles sean las causas más profundas que hacen de lo prohibido algo atractivo, pero una ciertamente evidente es la transgresión personal en la que se participa cuando se consumo algo ilegal.
El que impone la prohibición sabe que alimenta un negocio redondo. La ironía es que este negocio es uno de las más sucios, ya que se actúa como la misma mafia que supuestamente se busca erradicar.
Seamos realistas y aceptemos que el problema del narco en México se agudizó desde que el ejército salió a la calle en 2006 para enfrentarle. La persecución ‘ejecutiva’ no sólo se adhirió como una capa de complejidad a la prohibición de décadas, si no que a su vez, paradójicamente, la calidad de la droga ha ido mejorando para satisfacer a los nuevos consumidores, que se bautizaron a raíz de la televisada y muy bélica persecución. En esa línea alcista también debemos colocar al lavado de dinero profesional, así como la violencia generalizada, la cual ha contribuido en el sufrimiento humano y en el deterioro de la imagen pública de la nación.
A la par de todo esto se está dando un fenómeno alternativo a escala cada vez más significativa, como lo es la regulación y la legalización de la marihuana en EUA y Uruguay. El factor determinante para esto fue la indirecta difusión que la prohibición y persecución le ha dado a la incómoda planta.
Ahora que la opinión pública se ha percatado que la prohibición no ha hecho más que enriquecer a unos cuantos, a quienes no les importa que la violencia haya rebasado todo limite de lo permisible, es cuando el poder empieza a mostrar indicios de suavizar el prohibicionismo.
Sin embargo, no van a soltar la prohibición hasta que los nuevos mercados legítimos estén bien definidos, por lo cual se seguirá sacando ventaja de la indirecta promoción que la prohibición y los procesos de legalización en distintos países está generando.
Ulteriormente, los del poder sustituirán un negocio prohibido muy rentable por otro legal mucho menos rentable. En esta formula no debemos olvidar que la tendencia hacia la regulación y legalización, por lo menos en EUA y México, se está dando debido al enorme ridículo que ha causado la fallida y violenta guerra contra las drogas.

Sunday 6 March 2016

Alquimia tecnológica


‘‘Una buena persona con valores y principios no es bueno para la televisión’’
Ronda Rousey (1987- ) luchadora estadounidense
Una vez que entendemos que el surgimiento de Donald Trump es el efecto natural de un sistema en crisis, es que podemos indagar en las formas de cómo el poder mediático aprovecha las circunstancias para promover sus personajes televisivos.
Esta practica de ensalzar las cualidades de una persona para legitimarla ante el público es tan antigua como la civilización. En las sociedades tradicionales eran los sacerdotes los que se encargaban de refinar los mitos que elevaban al líder sobre el resto de los mortales, haciéndoles creer que éste debía decidir sobre sus vidas.
En la actualidad son los políticos mismos los que se presentan ante la gente, ya que una tecnología como la televisión les permite amplificar y multiplicar su mensaje ante millones de personas.
Ya sea a través del uso de estatuas, textos, panfletos, radio, TV o memes cibernéticos, la burocracia ha aprovechado los medios de comunicación disponibles al momento para difundir sus promesas ideológicas.
Esto no quiere decir que aunque la TV le otorgue poderes de omnipresencia al candidato, este no necesite de la ayuda ‘alquímica’ de los expertos propagandísticos. De estos depende el preparar a la persona que desea empoderarse, mediante la fabricación del personaje como producto vendible para la masa.
Eso sí, más importante que el producto mismo es la cantidad de veces que éste aparece en las pantallas de TV. Por eso es que el tiempo aire disponible para su mensaje es lo que suele determinar el alcance del mismo, independientemente de la calidad de su contenido.
El mejor ejemplo de esto es el hecho de que Trump ha despuntado del resto de los candidatos, tanto de su partido como de otros. El magnate de la construcción ha recibido mucho más cobertura que cualquiera, por lo que su transfigurada apariencia lenta, pero seguramente se incrusta en las consciencias de las mayorías.
Y si eso no fuere suficiente, su escandaloso discurso es reproducido a su vez por las redes sociales, para ser digerido de distintas maneras por la gente. Dicho de otra forma, para los medios de masa no existe buena o mala publicidad, si no simplemente presencia.
Por eso es que candidatos como Trump invierten tanto de su fortuna para salir en TV. Esto quiere decir que tarde o temprano el honesto discurso de Bernie Sanders se desvanecerá. El reformador demócrata no cuenta con el dinero suficiente, ni con las bondadosas donaciones del establishment corporativo que tanto critica, el cual, ciertamente no lo quiere ver llegar a la presidencia.
Este sistema, que exige una fuerte inversión de capital para la imagen pública, se exacerba en la era de las telecomunicaciones, ya que las mismas son dominadas por la industria del consumo y el espectáculo. Por eso es que hay una profunda relación entre medios de comunicación y política, similar a como en la antigüedad se dio la amalgama entre monarquía y sacerdocio.
En cuanto a la peculiaridad de lo que Trump está tratando de reforzarle al pueblo, se puede decir que es la identidad nacional lo más evidente. El histriónico actor sabe que sus seguidores están decepcionados y enojados con la situación socioeconómica del país. Por eso es que Trump abusa de los ataques contra todo lo que sea distinto a la cultura estadounidense.
Al enfatizar en los enemigos se facilita la construcción mediática de su opuesto utópico. Esta estrategia suele aplicarse cuando un gran grupo de personas brinda su apoyo incondicional a alguien que les es presentado como héroe de película.
En el pasado se nos vendía la salvación eterna, hoy se nos prometen cuantiosas inversiones públicas y un continuo desarrollo económico.
Los mitos de hoy son distintos. Los políticos actuales son publicitados como exitosos y acaudalados, y ya no tanto como hijo de algún dios local.
Eso sí, lo que no hemos podido trascender como especie es la creencia de que un icono cultural, sea este Apollo, Zeus, Luis XVI, Mussolini o Trump, llegará a reivindicar lo que ha fallado en nuestra sociedad.

Thursday 3 March 2016

La visagra peruana

De los peruanos dependerá si su país cambia o se mantiene en lo mismo. Esto porque el próximo mes eligen un nuevo presidente en la elección general, la cual está siendo empañada por acusaciones preelectorales de todo tipo.
La manifestación que me tocó presenciar involucró a varios grupos de estudiantes –autodenominados ‘Colectivo Juventud Transparente’– que ocuparon por lo menos dos plazas públicas de la ciudad norteña de Chiclayo. El grupo que actuó en la plaza principal desplegó banderas nacionales, mientras que tres elementos, que fungieron como líderes y voceros del movimiento, vociferaron de forma álgida contra César Acuña, a quien acusan de haber plagiado una tesis de maestría ajena, la cual supuestamente incluyó en su currículum como candidato presidencial.
Dicha acusación también está siendo vertida en radio y televisión, lo que desde mi punto de vista parece un acto concertado en contra de dicho candidato.
Una parte del público presente, durante la manifestación de los estudiantes de antier, mostró su oposición. Después de hablar con por lo menos cuatro de ellos, descubrí que no están de acuerdo con el colectivo estudiantil, ya que consideran que son financiados por la oposición política a Acuña, según ellos Keiko Fujimori y Alan García.
Hay que tener en mente que Keiko es hija del notorio Alberto Fujimori, expresidente que actualmente paga una condena por violaciones a los derechos humanos durante su mandato. Keiko no tiene la culpa de ser hija de Alberto; sin embargo, varias personas me comentaron que sienten que representa más de lo mismo.
En un sentido similar ven a Alan García, candidato del APRA que ya ha gobernado dos veces al país, y que ahora se lanza por tercera ocasión.
El consenso de los entrevistados fue que el establishment (Keiko, Alan y su neoliberalismo) no quiere que nadie le arrebate el poder y por eso es que busca obstaculizar cualquier oferta política novedosa como la de Acuña.
Por otro lado, hay quien me dijo que con todo y que Acuña sí es responsable de plagio eso no elimina el hecho de que el señor es un empresario exitoso que ha logrado ‘acarrear’ a mucha gente. ‘Le tienen envidia por lo que harán hasta lo imposible para opacarlo’.
Lo que está en juego en el Perú es mucho, ya que éste es uno de los países cuya economía ha sufrido mucho por el derrumbe de los precios internacionales de las materias primas, su principal fuente de ingresos.
Perú aprovechó mucho la bonanza de años pasados, pero la debacle generalizada ha puesto en entredicho al gobierno del actual presidente, Ollanta Humala. Lima acaba de firmar el TPP al igual que México; sin embargo, hace poco tiempo el país de los incas también pactó con Rusia un acuerdo comercial significante.
Esto quiere decir que Perú no sólo está siendo peleado por los intereses domésticos de siempre, sino también por potencias mundiales hegemónicas.
Perú es uno de los países que no se ha convencido del discurso de izquierda de líderes como Nicolás Maduro, Evo Morales y Rafael Correa, realidad que tiene muy contento a Mario Vargas Llosa, a quien me tocó escuchar diciendo que la prioridad del país debería ser el mantenerse bajo los lineamientos de la economía de mercado.
Quién sabe qué resulte de la próxima elección. Lo que sí le digo es que mucha gente está harta de las promesas de siempre. Dicho esto, lo más curioso es que me tocó interactuar con personas que no les ha quedado de otra más que aceptar la terapia propagandística que les es lanzada constantemente por los periódicos, la radio y la televisión local.

Tuesday 1 March 2016

Celebridad prioritaria

‘‘El circo es su templo’’
Décimo Junio Juvenal (60-128 D.C) poeta romano
Más que ser un asunto moral, de buenos o malos, la celebración en Monterrey del fenómeno Leonardo DiCaprio es un asunto de prioridades.
Esto quiere decir que para muchos su prioridad es una realidad lejana muy distinta a la que acontece frente a ellos, lo cual comoquiera que sea es muy confusa, de acuerdo a la falta de información generalizada.
Falta de información o pocas ganas de difundir lo que nos sucede como comunidad y como país. Crisis en muchos sentidos, a la cual le rehuimos por elección sistémica y propia. Crisis que se maquilla con el abuso de la dependencia en contenidos televisivos y de cine, entretenimiento que acaba llenando nuestras cabezas de trivialidades.
Quiero aclarar que este análisis es aparte de los actores y sus películas. No discuto la calidad de sus actuaciones y arreglos de cine.
Lo que discuto es que hagamos de las fantasías nuestras urgencias. Discuto el que el contenido del Facebook regiomontano se centre todo el día en la vida de un actor. Discuto el que Hollywood sea la principal fuente de nuestra admiración como cultura. Discuto que Hollywood nos eduque. Discuto el que sus películas, sus novelas, sus documentales, así como los heroicos discursos de los ganadores de la gloria celebrity, sean lo que moldeen nuestras vidas. Muchas de estas millonarias figuras aprovechen sus ‘santas’ apariciones para autocriticar al sistema para el que trabajan, haciéndonos creer que realmente les interesa el cambio.
No se necesita vivir en un contexto para hacer juicios sobre otros pueblos. Empero, nos puede gustar o no, pero la gente lo hace. La gente emite juicios sobre otros sin ponerse completamente en su lugar.
Yo por eso le pregunto, estimado lector, ¿a qué juicio llegaría usted si le tocara ver dos tipos de imágenes de algún país lejano y desconocido? Las primeras serían las de la violencia, las cuales últimamente emanan como una moda de los medios masivos mexicanos (y regiomontanos) como ‘información’, hacia un mundo cada vez más escéptico de la funcionalidad de México como país.
Las otras imágenes serían de la estirpe de la celebración en la Macroplaza por lo del celebrity Leonardo DiCaprio. La libertad de expresión es una virtud comunitaria que no hay que perder de vista. Eso es una cosa. Otra cosa muy distinta es no darnos cuenta que al celebrar trivialidades a veces olvidamos o escondemos algo sobre nuestras vidas.