Sunday 19 July 2015

La historia se repite

"Por cada marco emitido, requerimos el equivalente del valor de un marco de trabajo hecho o bienes producidos"

Adolf Hitler (1889-1945) excanciller alemán


Mucho más importante que la Troika es la trinidad Washington-Berlín-Fondo Monetario Internacional (FMI), columna vertebral del actual sistema financiero occidental que está en riesgo debido a la crisis griega.

Una vez terminada la Segunda Guerra Mundial comenzó la terapia financiera llamada Plan Marshall, el cual corroboró la nueva hegemonía estadounidense. Y mientras la mayoría de los clientes europeos luchaban para convertir las nuevas deudas adquiridas en utilidades,  Washington los presionaba para que todos conjuntamente eliminaran la mitad de la deuda germana, producto de dos guerras mundiales. El 'Acuerdo de Londres de 1953 sobre la deuda alemana' fue excesivamente generoso, ya que aparte de la quita, se le permitió a Berlín extender el plazo de la deuda restante a un plazo de 30 años, la cual acabó de pagarse en 2010.

Los motivos detrás de esta increíble quita de deuda fueron principalmente tres.

El primero era borrar los trazos y prevenir la repetición de uno de los experimentos de autonomía económica y financiera más revolucionarios de la historia. Antes de la guerra, Hitler se deshizo de la banca privada que especuló contra el marco alemán durante la República de Weimar, y que hasta cierto punto fue responsable de la hiperinflación que propició el surgimiento del fascismo nazi.

El Tercer Reich creó su propia moneda –libre de inflación y deudas–, y en menos de 5 años de arduo trabajo y grandiosas inversiones públicas, este ente ultranacionalista se convirtió en el más poderoso de Europa. En este sentido, destruir a Hitler no sólo era un imperativo humanitario, sino también económico y financiero.

El segundo motivo era detener a la Union Soviética, superpotencia ideológica imperialista que ocupó Berlín oriental, y que amenazaba con comerse al resto de Europa. Por eso EUA apoyó con todo a la República Federal de Alemania (basada en Berlín Occidental), frontera geopolítica entre las ideologías enfrentadas.

El tercer motivo es realmente la esencia y envoltorio de todo el plan, ya que Washington necesitaba un motor económico para la recuperación económica europea, que facilitara la difusión de su capitalismo liberal en la región.

La flamante 'amistad' con Alemania occidental fue coronada con su adhesión al FMI en 1952, apenas un año antes del ‘jubileo’ que la exoneró de sus beligerantes deudas. Con este hecho se terminó de cocinar la trinidad que aceleró la dolarización de Europa y que empoderó a la alianza geoestratégica de la OTAN (Alemania occidental ingreso en 1955). A su vez, todo esto sirvió para contener cualquier brote de autonomía financiera como el del régimen nazi.

La verdad de las cosas es que sin el apoyo político, militar y económico de EUA el proyecto europeo hubiere sido imposible de realizar. A EUA y Europa les convenía unirse, y por eso eso fue posible la cristalización de lo que hoy entendemos como Occidente.

No puedo acabar de dibujar este contexto sin decir que el euro fue un proyecto propio de la Unión Europea (UE), ya que con todo y su participación en la trinidad financiera occidental, los alemanes querían una moneda propia para defenderse de la voracidad del dólar y el control totalitario estadounidense.

En cuanto a la actual crisis griega, el FMI acaba de publicar un estudio de 'sustentabilidad de la deuda', el cual básicamente aclara que el último rescate europeo de Atenas no logrará los efectos esperados.  Los EUA no se pueden dar el lujo de que la UE sucumba, ya que esto acercaría a los helenos, y uno que otro pueblo rebelde, hacia el mundo multipolar liderado por Moscú y Beijing.

Es por eso que están presionando a Berlín y Bruselas a través del FMI, con la intención de que se trate con mayor suavidad a Grecia. El Tío Sam, similar a como hizo en 1953 con Alemania, está proponiendo la eliminación de la deuda griega, lo cual aparte de la lógica del análisis crediticio, representa una lucha de poder trinitario entre Washington y Berlín.

Alemania se cree con la autoridad suficiente para tratar los asuntos continentales, y por eso no está acudiendo al llamado estadounidense. Además, uno de los acreedores principales de la deuda griega es el Deutsche Bank, lo cual obviamente dificulta aún más la cordura.

Ulteriormente, la historia, con algunas acepciones, se está repitiendo. Berlín quiere darle una lección a Atenas, esperanzado en que los demás miembros en crisis se calmen. Por eso es que la dictadura financiera quiere reventar el experimento de izquierda de Syriza, que con su intentonta de abandonar el euro y de resucitar el drama, pone en riesgo al sistema de emisión de dinero centralizado –lubricado con deuda e inflación privada– en que se ampara la UE y Wall Street.

Alemania batalló mucho en metabolizar su regreso al sistema internacional, y por eso no está dispuesta a permitir que alguien más emule a Hitler, o cualquier otro ejemplo de sentido común, que indican que la única salida a la crisis es la autonomía financiera y la soberanía suficiente para tomar decisiones propias.

La quita de deuda germana sembró las semillas del proyecto europeo. La quita de la deuda griega pudiere salvar al euro, a la Unión Europea y a todo el andamiaje Occidental.

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