Sunday 14 April 2013

La crisis coreana y la nueva guerra fría





‘La superioridad militar y tecnológica ya no está sólo en manos de los imperialistas. La época en que el enemigo nos amenazaba y nos chantajeaba con bombas atómicas se ha terminado.’
                                                                   
- Kim Jong-un


Las amenazas de Corea del Norte no desembocarán  en una guerra directa, pero si en un reforzamiento del armamentismo en lejano oriente, la nueva región con mayor crecimiento en la beligerancia de los estados, especialmente el  chino.

En realidad el régimen de Pyongyang no puede llevar a cabo muchas maniobras sin tomar en cuenta a China, ya que este ultimo país es la potencia emergente con mayor crecimiento y poder de toda índole. Es por eso que puedo inferir que es muy plausible que  China esté utilizando a su pequeño y agresivo vecino  para indirectamente ventilar sus propias frustraciones geo-políticas hacia la intervención hegemónica de Estados Unidos en la región.

Con esto me refiero al nuevo orden que USA busca implantar en el lejano oriente, bajo la estrategia llamada ‘El pivote Asiático’, que básicamente se refiere al redespliegue de fuerzas hacia los mares próximos a China, con el objetivo encubierto de contenerla, en sus aspiraciones de expansión y dominación. Este pivote militar  marcó un giro fundamental en la política exterior de USA, y obviamente también modificó el tablero geo-político del mundo. Estados Unidos muestra claramente quien es la nueva ‘amenaza’ para el orden mundial, que su ya muy cansada ‘Pax Americana’ busca perpetuar.

Lo que quiero decir con esto es que la ira Coreana no es más que un nuevo episodio de Guerra Subsidiaria – como se acostumbraba en la Guerra Fría - , en donde las grandes potencias utilizan a terceros países más débiles para escenificar conflictos y juegos de guerra, característicos de las más actuales luchas de poder entre potencias  de alcance  mundial. La crisis coreana se esta convirtiendo en la excusa para el incremento del armamentismo en la región, y Japón, Corea del Sur, y el mismo China, están aprovechándola para buscar armarse en demasía.

La nueva guerra fría   esta representada por China y Estados Unidos, y la península coreana es su mejor escenario. Corea del Norte es apoyada y financiada por China, mientras que  Corea del Sur esa apoyada   y armada   por Estados Unidos. Pero no debemos de pensar que Corea del Norte es un completo títere que  actúa únicamente bajo las ordenes chinas. El nuevo líder coreano, Kim Jong-un, esta liderando esta crisis con por lo menos dos objetivos claros. Por un lado busca legitimarse ante sus propias fuerzas armadas y su pueblo, ya que tiene muy poco tiempo que accedió al poder de este, uno de los más armados rincones sobre la tierra. Pero por el otro lado busca posicionarse a nivel mundial y geo-político, ya que esta vez – como otras en el pasado -  logrará concesiones para su programa de energía nuclear, que es más que urgente ante la escasez energética que aqueja a la nación.

Lo que nos demuestra este fenómeno es que tristemente se vuelve más que necesario el ser poseedor de poderío nuclear para poder ser escuchado y tomado en cuenta por las potencias del mundo. Y lo más factible es que muchas otras naciones – como Irán – reforzarán sus intentos de desarrollar energía y armas nucleares, ya que es más que obvio que esta es una de las pocas maneras de lograr poder de negociación como un interlocutor serio.

Esta crisis nos demuestra básicamente tres cosas. Por una lado, que el ascenso Chino va en serio, y que ninguna estrategia de contención americana logrará evitarlo. Por otro lado, queda claro que el sueño de desarme quedará solo en eso, en una fantasía, dado que el balance de poder y la destrucción mutua asegurada siguen siendo de las pocas maneras de ser tomado en cuenta. Por ultimo, lo que se comprueba es que el escudo protector – mejor entendido como la Pax Americana – ha llegado a su limite, y que las principales naciones que estaban bajo su protección , como Corea del Sur y Japón, están buscando modificar sus propias políticas públicas a favor de un armamentismo domestico, que gradual pero seguramente excluiría a Estados Unidos.

Esto es evidencia de que Asia Oriental es la región con mayor desarrollo en el mundo, y que sus propios jugadores buscan lo propio en ausencia de los viejos acuerdos de posguerra mundial. La nueva hegemonía en Asia es China, y ninguna intentona de prevenir su despegue será suficiente para evitar que el péndulo de influencia global vire hacia el oriente.


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