Wednesday 7 December 2011

La mentalidad y la defensa de lo Real



Hace no mucho tiempo atrás que esta comunidad practicaba la costumbre  de tildar de forma peyorativa a cualquiera que se mostrarse en contra del orden social de las cosas, mismo el cual  para muchos ya mostraba pronunciadas fracturas en muchos  sentidos. Con esto me refiero a la criticas en referencia  a la corporación como forma de organización social - en conjunto con el Estado y su política -, que en muchos casos evidencian relaciones de lealtad feudales que ponen en entredicho la sana delimitación de los espacios públicos para el operar de una patria relativamente democrática y republicana.

En esta línea, cualquier individuo o grupo de personas que proyectasen una mentalidad critica  eran tachadas de inconformes, de izquierdozos,  y en algunos casos hasta de anarquistas. Curioso es darnos cuenta como el día de hoy mucha de esta vociferación ha sido mitigada por una mentalidad que esta cambiando, resultado de la crisis y la ruptura de paradigmas globales de los cuales estamos siendo  testigos. 

Es por eso que me gustaría concentrarme en el concepto de la mentalidad colectiva, y como en muchos casos, esta suele ser el resultado de una forma de vida relativamente funcional para las mayorías. Mucho de esto sucede aquí, y en otros lugares del mundo, por el simple hecho de que el centro de gravedad de la psicología social del ser humano tiende hacia el conservadurismo. En pocas palabras, las mayorías prefieren el orden establecido y la estabilidad lograda, aunque eso mismo no sea necesariamente lo mas apropiado o justo para todos, incluyendo las minorías que puedan estar sufriendo  o en simple desacuerdo.

Para entender como se logran anquilosar las grandes ideas o verdades que consolidan lo que somos o lo que creemos, y que justifican y legitiman el como vivimos, podemos colocar el concepto de ‘Discurso’. Este incluye las formas lingüísticas, reglas, convenciones, y o normas para regir el supuesto cauce de nuestra civilidad y progreso. Estas suelen rebotarse entre nosotros de forma horizontal, pero ulteriormente emanan del orden institucional, mediático y político que consolidan el supuesto ‘Pacto Social’ bajo el cual nos organizamos  como colectividades. Esto se conoce bajo el nombre de 'Hegemonía Cultural'.  Como ejemplo de esto menciono que el discurso medieval era el religioso, el del Renacimiento estaba relacionado con el de los descubrimientos y del espíritu académico, el absolutista europeo en su justificación bajo el derecho divino del monarca, y el discurso moderno que se establece a grandes rasgos en base a la razón, la técnica, las libertades republicanas – así como de una económica liberal con su respectiva cultura del consumo -  todo bajo el control de los ciudadanos libres que conforman la iniciativa privada.

 En ese sentido cada época denota características especificas por el hecho de que en ese momento histórico cada comunidad, región o país se rige por un bloque discursivo  histórico que lo justifica en si y para si mismo. Siguiendo esta lógica podemos decir que en general el discurso es efectivo si las condiciones que lo reflejan en la practica hace que este sea recibido de forma positiva por los que se rigen socialmente y que son gobernados bajo el.

Entonces podemos también decir que cada época que se vive como real se conduce en esa línea, porque su tripulación  piensa y cree que esto es lo más apropiado para el momento. Pero eso no quiere decir que todo mundo siempre este de acuerdo; los discursos pueden ponerse en duda por efectos inesperados y no calculados en un inicio. Pero lo que termina desprestigiándolos es que la base material que los provee esté experimentando una crisis fundamental y estructural, que haga que ese discurso pierda sintonía con esa realidad que supuestamente sostiene. Esta posibilidad suele ser en general mas perceptible y evidente para ese pequeño grupo de personas escépticas que hoy comienzan a ser escuchadas,  que comoquiera que sea, comúnmente giran en torno a la duda sobra la 'perfección' de los discursos, cualesquiera que estos sean y por las razones que se busquen ser perpetuados.

El mundo contemporáneo al parecer es evidencia de una crisis de paradigmas civilizatorios. Con esto me refiero a la crisis económica, la política, la financiera/crediticia, y la de valores culturales y de funcionalidad social con la cual nos enfrentamos en nuestra civilización, y con los cuales nos estamos acostumbrando a vivir. Es por eso que estamos entrando en una etapa nueva de cuestionamientos.

Nuestra mentalidad esta compuesta de verdades relativas que nos hemos platicado y que nos hemos creído, y que convencionalmente pusimos en practica para esa manutención de la ‘realidad’ con que aceptamos que vivimos. Se dice que es ‘verdad’ porque es lo que a grandes rasgos nos hemos dicho que es así.  De ahí la dificultad para las alternativas y cambios.

Es por eso que se vuelve menester el decir que aunque creamos que la realidad que se vive es imposible - o muy difícil de cambiar - lo más determinante es decir que esa misma realidad algún día se soñó y se gesto con una intención duradera como tal, siendo imaginada desde una perspectiva idealista, para finalmente poder ser llevada  a la practica, en donde muchos estarían de acuerdo con ella. Toda realidad  alguna vez fue ilusión y sueño. Y toda ilusión se imaginó en momentos en que su  realidad más cercana era la que se estaba trascendiendo por  estar  fuera de tono con eso mismo que alguna vez la justifico, y hasta la legitimo para nosotros. Hoy se esta  abriendo la posibilidad de disputarle.

Conceptos que nos rigen hoy como la república, la democracia, la constitución, las libertades civiles, etc., alguna vez fueron propuestas por idealistas que se arriesgaron a hacerlo en contra de una realidad supuestamente operacional e inamovible. Es por eso que hoy es un gran momento para proponer ideas y cosas nuevas, para buscar trascender lo que hoy nos obstaculiza el crecimiento como personas y sociedades.

-juan carlos guerra, diciembre 7 , 2011



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